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Descarbonización en movimiento. Hidrógeno, biogás y electrificación: motores clave para un transporte libre de emisiones

En la descarbonización, el biogás, el hidrógeno y la electrificación juegan un papel clave en diferentes sectores, con aplicaciones específicas que maximizan su impacto en la reducción de emisiones.

Biogás

El biogás es un gas renovable producido a partir de residuos orgánicos (agropecuarios, urbanos e industriales). Su principal aplicación está en sectores donde es difícil electrificar o sustituir combustibles fósiles, como:

  • El sector industrial donde se utiliza en procesos de calor intensivo, como la fabricación de cemento, acero y productos químicos.
  • En la generación de energía, el biogás se puede usar para generar electricidad y calor en plantas de cogeneración.

El biogás es adecuado donde hay acceso a residuos orgánicos y es una opción de transición, ya que reduce las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero.

Hidrógeno

El hidrógeno verde, producido mediante electrólisis con fuentes renovables, es esencial en sectores de difícil descarbonización como:

  • La industria pesada: en la producción de acero y otros procesos industriales que requieren altas temperaturas, el hidrógeno puede sustituir al carbón y gas natural.
  • El almacenamiento de energía: puede almacenar excedentes de energía renovable para su uso posterior, estabilizando la red eléctrica.
  • Materia prima: el hidrógeno es la materia prima de algunos productos, para lo que hoy se utiliza hidrógeno gris (procedente de gas natural), se irá derivando hacia el hidrógeno verde.
Electrificación

La electrificación mediante fuentes renovables es el núcleo de la descarbonización en muchos sectores como:

  • En la industria, la electrificación de procesos industriales es viable, por ejemplo, en la manufactura ligera y la maquinaria.
  • En los edificios con la electrificación de la calefacción y refrigeración mediante bombas de calor y sistemas eléctricos.

Adecuaci N Al Sector

Fuente: elaboración propia

Transporte sostenible 2.0: la trifuerza del hidrógeno, biogás y electrificación

Los vehículos pesados (camiones y autobuses) representan una proporción significativa de las emisiones de CO₂. Reducir estas emisiones requiere la adopción de tecnologías avanzadas y estrategias sostenibles que permitan un tránsito hacia una economía baja en carbono.

La descarbonización de los vehículos pesados es un desafío técnico y económico, pero las soluciones actuales ofrecen un camino viable hacia un transporte más limpio. La electrificación, el hidrógeno verde y los biocombustibles emergen como las opciones más prometedoras; no obstante, deben estar respaldadas por políticas públicas, incentivos económicos y desarrollos en infraestructura. La colaboración entre gobiernos, fabricantes y operadores será clave para alcanzar los objetivos de emisiones cero en el transporte pesado.

Tecnologías clave para la descarbonización

  1. Electrificación
    • Vehículos eléctricos de batería (BEV). Aptos para recorridos cortos y medianos. Requieren una infraestructura sólida de carga rápida.
    • Camiones eléctricos de celda de combustible (FCEV). Funcionan con hidrógeno, que debe haberse producido mediante fuentes renovables (hidrógeno verde), este tipo de vehículos son ideales para rutas largas debido a tiempos de recarga rápidos y alta densidad energética.
  2. Uso de biocombustibles
    • Biocombustibles de segunda generación como el biodiésel, bioetanol y biogás ofrecen una reducción significativa de emisiones al reutilizar recursos orgánicos no comestibles.
    • Su infraestructura puede aprovecharse a partir de la existente para combustibles fósiles.
  3. Combustibles sintéticos
    • También llamados e-fuels, se producen con CO₂ capturado y energía renovable, lo que los hace neutros en carbono.
    • Compatibles con motores de combustión interna actuales, aunque su alto costo es una barrera.

Estas tecnologías están revolucionando la manera en que nos movemos, ofreciendo soluciones innovadoras que combinan eficiencia, sostenibilidad y un compromiso con el planeta. En este sentido, es necesario tener en cuenta diferentes aspectos de gran importancia como:

  • Las inversiones en infraestructura

Los vehículos eléctricos y de hidrógeno citados anteriormente, necesitan de una adecuada red de infraestructura de recarga para poder llegar a desplegarse. De no ser así, se corre el riesgo de que esta tecnología no se despliegue realmente en el mercado real por no tener los usuarios cubiertas sus necesidades de repostaje.

  • Las normativas y subsidios económicos
    • Establecimiento de estándares de emisiones por parte de los fabricantes. Actualmente, se han concretado unos objetivos de máximos de CO2 para las ventas realizadas por los fabricantes en 2030. El sobrepasar dichos estándares conllevará elevadas multas. De esta manera, serán los propios fabricantes en conseguir llegar a ellos mediante el desarrollo de las tecnologías necesarias.
    • Emisión de bonos de carbono (ETS2). A partir de 2027 el transporte quedará sometido al sistema de emisión de bonos de carbono, al igual que otros sectores industriales lo estan ya desde hace años. Esto repercutirá inicialmente en subidas considerables en el precio de los combustibles fósiles que harán más atractivas las tecnologías alternativas de vehículos.
    • Subsidios para vehículos cero emisiones. Los vehículos cero emisiones (eléctricos de batería (BEV y de hidrógeno)) tienen actualmente unos costes muy elevados con respecto a vehículos similares de combustibles fósiles. Para que las empresas de transporte puedan decidirse a la adquisición de estos vehículos deberán existir compensaciones económicas claras:
      1. En forma de subvenciones en la propia compra, dado que su precio puede multiplicar por 3 el de los vehículos de combustible fósil.
      2. Eliminando los costes de peajes actuales (este sistema es especialmente eficaz en países como Alemania, donde los costes por km de los vehículos industriales son altos debido al elevado precio de los peajes).
      3. Eliminación de impuestos directos de los vehículos.
  • Demanda de la propia sociedad de un transporte sostenible. Cada vez son más las personas que le dan gran importancia a la huella de carbono que dejan las empresas en sus actividades. En esta línea, una demanda creciente por parte de la sociedad para que las empresas de transporte realicen su actividad con el menor impacto posible de emisión de CO2, repercutirá positivamente en la decisión de estas empresas.

 Una nueva era de movilidad: es hora de pasar a la acción

En un mundo que avanza hacia la sostenibilidad, el transporte no puede quedarse rezagado. La descarbonización es más que una meta; es una responsabilidad y una oportunidad para redefinir la movilidad. El hidrógeno, el biogás y la electrificación no son solo tecnologías innovadoras, sino son los pilares de un futuro sin emisiones, donde eficiencia, economía y cuidado del planeta convergen. La transición no será sencilla, pero es inevitable y está en marcha. La pregunta ya no es si lograremos un transporte limpio, sino quiénes liderarán el cambio. Es hora de pasar del discurso a la acción.

*No te pierdas el siguiente blog sobre descarbonización: “Industria sin huella: retos y oportunidades de la descarbonización industrial”. *

 

Bibliografía: