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Agua Nueva: Innovación para resolver la escasez de recursos hídricos

Artículo escrito por Carlos Cosín, CEO de Almar Water Solutions, para Revista de Obras Públicas

La escasez de agua es un desafío crítico que enfrenta nuestro mundo actualmente. Este recurso vital, esencial para la vida y el desarrollo humano, se encuentra en un estado de precariedad alarmante. La cantidad de agua a la que se puede acceder físicamente varía ampliamente a medida que cambian la oferta y la demanda. Esta situación se intensifica cuando la demanda aumenta o cuando el suministro de agua se ve afectado por una disminución en su cantidad o calidad.

Según datos recopilados por las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, las cifras de escasez de agua son preocupantes:

  • Solo el 5% del agua en la Tierra es agua dulce disponible y utilizable. El impacto del cambio climático está ejerciendo una peligrosa influencia en este suministro esencial. Durante las últimas dos décadas, el almacenamiento de agua terrestre, que incluye la humedad del suelo, la nieve y el hielo, ha disminuido a una tasa de 1 centímetro por año. Esta disminución tiene consecuencias significativas para la seguridad hídrica, ya que afecta directamente la disponibilidad de agua dulce y sus efectos se extienden a aspectos críticos de la vida humana y los ecosistemas. (WMO, 2021)
  • 300 millones de personas residen en países con escasez de agua, de los cuales 733 millones enfrentan una escasez alta y crítica. En 2050, esta cifra aumentará a entre 2.700 y 3.200 millones de personas. (UN-Water, 2021)
  • En la actualidad, 420 millones de personas, incluidos 450 millones de niños, residen en áreas con una vulnerabilidad hídrica alta o extremadamente alta. (Unicef, 2021)
  • Alrededor de 4 mil millones de personas, lo que representa casi dos tercios de la población mundial, experimentan una grave escasez de agua durante al menos un mes al año. (Mekonnen y Hoekstra, 2016)

El uso desigual de los recursos hídricos también es evidente en las cifras de extracción y distribución:

  • El 72% de todas las extracciones de agua se destina a la agricultura, el 16% a los municipios para hogares y servicios, y el 12% a las industrias. (ONU-Agua, 2021)

Estos datos pintan un panorama inquietante sobre la situación actual de la disponibilidad de agua en nuestro planeta. La demanda creciente, la distribución desigual y la intensificación de la escasez de agua plantean desafíos significativos que deben abordarse de manera urgente y eficiente. A estos problemas, se le une la falta de voluntad política para abordar los desafíos hídricos y aprobar la regulación necesaria.

La situación se agrava con factores contextuales como el cambio climático, la fragilidad, los conflictos, la pérdida de biodiversidad y una gobernanza débil. Estos elementos, junto con una planificación deficiente, gestión inadecuada del sector del agua, políticas conflictivas y falta de colaboración institucional, contribuyen a la intensificación del estrés y la escasez de agua.

Esta crisis hídrica ha motivado la búsqueda de alternativas innovadoras para abordar esta escasez de agua y conservar nuestros recursos naturales. El concepto de Agua Nueva (o New Water en inglés), que abarca tecnologías como la desalación, la reutilización de aguas residuales o la condensación, ha surgido como una solución prometedora para mitigar la creciente brecha entre la oferta y la demanda de agua.

Desalación: Una tecnología madura y eficiente

La desalación se ha establecido como una tecnología eficiente para ciertas áreas geográficas, especialmente aquellas situadas a menos de 100 km de la costa. Esta técnica no solo es competitiva, sino que también preserva el suministro de agua dulce para usos esenciales al desviar el agua desalada hacia la industria y la agricultura. Países como España, Israel y Marruecos han liderado el camino en su aplicación exitosa en la agricultura. El informe “UN World Water Development Report 2021: Valuing Water” resalta la desalación como una de las opciones tecnológicas clave que puede ofrecer una fuente adicional de agua dulce para el riego agrícola, particularmente en áreas costeras con estrés hídrico. Este enfoque destaca cómo, gracias a la reducción de costes, el suministro de agua desalada para la agricultura es rentable en un entorno controlado, utilizando prácticas agrícolas altamente eficientes en el uso del agua, cultivos con alta productividad y energías renovables.

Reutilización de agua y tratamiento de aguas residuales

La reutilización o regeneración de aguas residuales ofrece una serie de ventajas, desde reducir la escasez de agua hasta abordar problemas fundamentales como la falta de tratamiento de aguas residuales. Esta práctica se ha convertido en una solución clave para el sector agrícola e industrial, e incluso se ha implementado en sistemas de reutilización indirecta potable en países como Estados Unidos, Singapur y España. Sin embargo, actualmente, solo se reutiliza el 11% del total estimado de aguas residuales domésticas e industriales producidas. Es momento de transformar nuestra percepción del agua residual, de ser una fuente maloliente y peligrosa de contaminación, mal gestionada y con severos impactos en la salud humana y el medio ambiente, a ser un recurso valorado y bien administrado, con un potencial enorme como fuente de agua limpia, energía, nutrientes y otros materiales.

El reconocimiento por parte de las Naciones Unidas y organismos como el Banco Mundial ha validado el potencial de estas tecnologías. Tras superar preocupaciones sobre el consumo energético y la regulación entorno a sus usos, ha habido un cambio significativo en la percepción y adopción de estas soluciones. El acceso al agua no solo es vital para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 sobre agua y saneamiento, sino que también es fundamental para otros ODS, como la erradicación de la pobreza y la promoción de la salud e higiene. Así que su preservación y producción a través de fuentes alternativas de agua es crítica para la Agenda 2030.

Iniciativas y programas para promover el “Agua Nueva

El Banco Mundial, a través de su grupo Water Global Practice, ha lanzado un programa dirigido por Saroj Khumar Jha, director general, y otros líderes como Zael Sanz Uriarte. Este programa tiene como objetivo promover soluciones de Agua Nueva mediante financiación, cobertura de riesgos y desarrollo tecnológico.

El enfoque del Banco Mundial es crear un mundo libre de pobreza en un planeta habitable, respaldando un desarrollo impactante, inclusivo, resiliente y sostenible, incluido el acceso a agua limpia.

Con este objetivo en mente, diversas ramas del Banco Mundial, como el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD), la Asociación Internacional de Fomento (AIF), la Corporación Financiera Internacional (CFI), la Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA) y el Grupo de Recursos Hídricos 2030 (2030 WRG), una plataforma de colaboración público-privada, se han comprometido a incrementar la financiación para inversiones relacionadas con el agua en economías emergentes y en desarrollo. Este enfoque se centra específicamente en atraer mayor innovación, experiencia y capital del sector privado a un sector que históricamente ha sido financiado principalmente a través de fondos públicos y concesionales en la mayoría del mundo en desarrollo.

Otras organizaciones como la Asociación Internacional de Desalación y Reutilización (IDRA) desempeñan un papel crucial al trabajar con empresas privadas y organismos multilaterales para cambiar las políticas y regulaciones en torno al Agua Nueva. Estas colaboraciones son fundamentales para aumentar las tasas de acceso al agua y saneamiento a nivel mundial.

Todo esto se vio reflejado el pasado octubre en el evento IDA Seville Summit on Water and Climate Change en Sevilla, donde tanto empresas privadas, como utilities y figuras políticas debatieron entorno al desarrollo y la utilización del Agua Nueva y la gestión integrada de los recursos hídricos (IWRM).

El Agua Nueva representa una revolución en la gestión y conservación de recursos hídricos. Su impacto potencial en la mitigación de la escasez de agua y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es significativo. La combinación de tecnología, financiación, cambio político y compromisos a largo plazo es fundamental para garantizar un futuro sostenible y accesible para todos en términos de agua y saneamiento.