En un mundo donde el agua potable escasea, tecnologías como la desalación y la reutilización de agua se han convertido en una necesidad prioritaria. Sin embargo, estas soluciones enfrentan un nuevo desafío: los microplásticos, esos fragmentos de plástico tan pequeños (menos de 5 mm) que parecen insignificantes pero que están afectando profundamente nuestra capacidad para garantizar agua limpia.
¿Cómo impacta este enemigo invisible en este tipo de tecnologías?
Cada año, se estima que 11 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos, degradándose lentamente en partículas microscópicas. Estos microplásticos no solo se encuentran en océanos, mares y ríos, también están en el agua potable, las aguas residuales y, por tanto, en los sistemas de tratamiento de agua.
Un estudio de la Universidad de Newcastle reveló que, en promedio, una persona ingiere unos 5 gramos de microplásticos por semana (el peso de una tarjeta de crédito). Este fenómeno no solo plantea riesgos para la salud, sino que amenaza los sistemas que procesan el agua para el consumo humano.
El impacto de los microplásticos en la desalación
La desalación, especialmente mediante ósmosis inversa, es una tecnología esencial para transformar el agua salada en potable. No obstante, la presencia de microplásticos puede provocar que este proceso sea más costoso y menos eficiente.
La preocupación por la presencia de estas partículas en el agua potable ha crecido en los últimos años, pero la desalación, específicamente mediante ósmosis inversa, ofrece una solución segura. Sus membranas están diseñadas para filtrar partículas extremadamente pequeñas, incluso de tamaño molecular, lo que las hace altamente efectivas. Esta tecnología garantiza que el agua resultante sea libre de contaminantes como sales, bacterias y, por supuesto, microplásticos. Así, la desalación no solo asegura el acceso a agua potable, sino que también se posiciona como una de las tecnologías más eficientes para enfrentar este desafío ambiental.
El impacto de los microplásticos en la reutilización de agua
Asimismo, la reutilización del agua es clave para la sostenibilidad, especialmente en regiones con estrés hídrico. Sin embargo, estos pueden llegar a afectar tanto al tratamiento como a la calidad del agua reciclada.
A pesar de su impacto y de la sensación de que este problema parece no tener solución a corto plazo, ya hay estrategias que mitigan su huella y hacen de la reutilización una eficiente estrategia para la actual escasez hídrica:
- Tecnologías diseñadas para capturar partículas nanométricas ya se están implementando.
- Procesos que utilizan materiales como carbón activado o coagulantes para atrapar microplásticos antes de que entren en sistemas críticos ya están siendo utilizados.
- Técnicas como la oxidación electroquímica están demostrando ser efectivas para descomponer los microplásticos en moléculas más simples.
No obstante, reducir la contaminación plástica desde el origen es crucial. Prohibir plásticos de un solo uso y mejorar la gestión de residuos puede reducir significativamente la cantidad de microplásticos en el agua.
No bebamos nuestros errores: soluciones sin plástico
Ante el creciente desafío de los microplásticos, Almar Water Solutions está aportando herramientas y estrategias que mitigan este problema. Nuestros proyectos aprovechan tecnologías de vanguardia para garantizar agua potable de alta calidad incluso en regiones con alta escasez hídrica.
La desalación es el método de tratamiento de agua más eficaz para eliminar los microplásticos del agua potable. Un ejemplo es nuestra planta de desalación Shuqaiq 3, ubicada en Arabia Saudí, que cuenta con tecnologías avanzadas para garantizar la sostenibilidad y la calidad del agua, incluso frente a contaminantes emergentes como estas partículas.
Los microplásticos están desafiando nuestra capacidad para enfrentar la crisis global del agua. Abordar este problema requiere un enfoque multidisciplinario: innovación tecnológica, políticas públicas más estrictas y, sobre todo, un compromiso colectivo para reducir nuestra dependencia del plástico.
En un mundo donde cada gota es vital, no podemos permitir que el plástico domine nuestras soluciones de agua. Es hora de no beber nuestros errores.
Bibliografía