El agua tiene diferentes características dependiendo de su procedencia y cuenta con multitud de variables como la calidad, el caudal o la temperatura. Por ello, no existe una solución única para su tratamiento. y transporte.

Las plantas de tratamiento de agua ya no son plantas tradicionales donde hay que limitarse a cumplir con los objetivos de calidad y cantidad. Las instalaciones son ahora más complejas, han surgido nuevas tecnologías y el agua bruta es más difícil de tratar porque los clientes exigen distintos tratamientos para un espectro más amplio del agua. Los requerimientos son cada vez mayores y se monitorizan otras variables como el sabor y el olor, así como el impacto o la huella que se genera en el desarrollo de la actividad. En otras palabras, hay mayores expectativas de servicio por parte de los clientes y regulaciones más estrictas. Este entorno cada vez más exigente, lleva a analizar y mejorar la forma en la que se desarrolla la operación y el mantenimiento de la industria del agua.